Microplásticos representan grave amenaza para la salud cerebral costarricense
Un estudio internacional revela que cada costarricense consume aproximadamente 250 gramos de partículas de plástico al año, equivalente a ingerir un plato plástico completo. Esta alarmante cifra demanda una respuesta inmediata de las instituciones públicas y la sociedad civil para proteger la salud de los ciudadanos.
La investigación, publicada en la revista Molecular and Cellular Biochemistry, constituye una colaboración entre la Universidad de Tecnología de Sídney y la Universidad de Auburn. Los hallazgos sugieren una correlación entre la contaminación por microplásticos y el incremento de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y el Parkinson.
Cinco mecanismos de daño cerebral identificados
El profesor Kamal Dua, coordinador del proyecto, explica que los microplásticos atacan el cerebro mediante cinco vías principales:
1. Activación del sistema inmunitario: El organismo identifica estas partículas como elementos extraños, desencadenando respuestas inflamatorias que comprometen las funciones cerebrales.
2. Generación de estrés oxidativo: Los microplásticos incrementan las especies reactivas de oxígeno, moléculas inestables que causan daño celular directo.
3. Alteración de la barrera hematoencefálica: Esta barrera protectora se vuelve más permeable, facilitando el ingreso de sustancias nocivas al cerebro.
4. Disfunción mitocondrial: Se reduce la producción de ATP, el combustible celular esencial para el funcionamiento neuronal.
5. Daño neuronal directo: Las neuronas sufren deterioro progresivo que puede contribuir al desarrollo de patologías neurodegenerativas.
Fuentes de contaminación en Costa Rica
Los microplásticos llegan a los costarricenses a través de múltiples fuentes: mariscos del Pacífico y el Caribe, sal marina, alimentos procesados, bolsas de té, utensilios de cocina plásticos, botellas desechables y productos agrícolas cultivados en suelos contaminados.
Los plásticos más problemáticos incluyen polietileno, polipropileno, poliestireno y tereftalato de polietileno (PET), materiales omnipresentes en la vida cotidiana costarricense.
Implicaciones para las políticas públicas
El investigador Keshav Raj Paudel enfatiza la necesidad de cambios inmediatos en los hábitos de consumo: "Debemos evitar recipientes plásticos, elegir fibras naturales y reducir el consumo de alimentos procesados y envasados".
Esta evidencia científica refuerza la urgencia de implementar políticas ambientales más estrictas en Costa Rica. El país, reconocido por su liderazgo en sostenibilidad, debe fortalecer la regulación sobre producción de plásticos, mejorar la gestión de residuos y promover alternativas ecológicas.
Llamado a la acción institucional
Los hallazgos demandan una respuesta coordinada entre el Ministerio de Salud, el Ministerio de Ambiente y Energía, y las municipalidades. Es fundamental desarrollar campañas educativas, implementar normativas más rigurosas sobre plásticos de un solo uso y fortalecer los programas de reciclaje.
La comunidad científica internacional subraya que, aunque se requiere más investigación para establecer vínculos causales definitivos, la evidencia actual justifica medidas preventivas inmediatas para proteger la salud pública costarricense.
Costa Rica tiene la oportunidad de liderar regionalmente en la lucha contra la contaminación por microplásticos, reafirmando su compromiso con la salud ciudadana y la sostenibilidad ambiental.

