La refinación nacional como estrategia de soberanía energética: Lecciones desde Venezuela para Centroamérica
El caso venezolano ofrece importantes reflexiones sobre la importancia de la autosuficiencia energética y los riesgos de depender excesivamente de importaciones estratégicas. El análisis del experto David Morán Bohórquez sobre la situación de las refinerías venezolanas presenta lecciones valiosas para los países centroamericanos en materia de seguridad energética.
El dilema de la dependencia energética
Venezuela, pese a poseer las mayores reservas petroleras mundiales, enfrenta una paradoja energética: exporta crudo a precios reducidos mientras importa productos refinados esenciales como gasolinas, nafta y lubricantes. Esta situación ilustra cómo la falta de capacidad de refinación puede convertirse en una vulnerabilidad estratégica.
Según el análisis, las refinerías venezolanas operan por debajo del 20% de su capacidad instalada de 1,3 millones de barriles diarios, debido a infraestructura deteriorada y gestión deficiente. Esta situación genera dependencia de rutas marítimas vulnerables a interceptaciones internacionales.
La refinación como infraestructura humanitaria crítica
Morán Bohórquez propone un cambio de paradigma: enmarcar la refinación como infraestructura humanitaria crítica, dado que los combustibles son insumos vitales para el transporte, la generación eléctrica y la producción de alimentos.
Este enfoque permitiría:
- Justificación ante organismos internacionales para inversiones en refinación
- Protección legal y ética de las instalaciones como servicios esenciales
- Reducción de vulnerabilidades en el transporte marítimo
Estrategias para la soberanía energética
El experto identifica tres pilares fundamentales para fortalecer la seguridad energética:
1. Refinación nacional prioritaria
Cada barril transformado localmente reduce la exposición a riesgos externos y elimina la necesidad de rutas marítimas vulnerables.
2. Gestión profesional y transparente
La separación de la refinación de estructuras políticas, garantizando administración técnica y auditorías externas que aseguren el abastecimiento ciudadano.
3. Modernización tecnológica
Priorizar plantas de hidrotratamiento y craqueo catalítico para producir combustibles con estándares internacionales.
Implicaciones para Centroamérica
Para países como Costa Rica, tradicionalmente importadores de productos refinados, el caso venezolano subraya la importancia de diversificar fuentes energéticas y desarrollar capacidades locales de procesamiento.
La transición hacia energías renovables, combinada con capacidades mínimas de refinación para productos estratégicos, podría ofrecer mayor seguridad energética y reducir vulnerabilidades geopolíticas.
Conclusiones para la política energética regional
El análisis venezolano demuestra que la verdadera soberanía energética no se construye solo con recursos naturales, sino con capacidades de transformación y gestión eficiente. Para Centroamérica, esto implica:
- Fortalecer la cooperación energética regional
- Desarrollar marcos regulatorios que protejan la seguridad energética
- Promover inversiones en infraestructura energética crítica
- Mantener reservas estratégicas de combustibles esenciales
La experiencia venezolana sirve como recordatorio de que la seguridad energética requiere planificación a largo plazo, gestión técnica competente y marcos institucionales sólidos que prioricen el bienestar ciudadano sobre consideraciones políticas coyunturales.
